¿Qué es la Curva de Laffer?

En estos últimos años y sobretodo meses, el tema impuestos está en el orden del día. Si es mejor bajar impuestos o si es mejor subir,  a quién beneficia el qué… y el porqué. Hoy en Economía para Principiantes hemos decidido hablar sobre una función matemática que intenta dar respuestas a estas preguntas y saber cómo se comporta una economía ante las subidas y bajadas de impuestos: la Curva de Laffer.

El economista Arthur Laffer en los años setenta diseñó una curva que relaciona los tipos impositivos con la recaudación fiscal, permitiendo ver como  varían los ingresos fiscales en función de la variación de los tipos impositivos. Ésta nos permite  predecir si un aumento del tipo impositivo en una economía supondría un aumento o una reducción de la recaudación fiscal. Según él, los impuestos cuando están bajos, a medida que se van subiendo éstos, los ingresos fiscales van aumentando hasta llegar a un punto óptimo , es decir, hasta un tipo impositivo óptimo a partir del cual la recaudación empieza a disminuir. La curva de Laffer tiene forma de U invertida, así como podemos ver en el siguiente gráfico. En el punto (to) cuando el tipo es 0 la recaudación será cero , y cuando el tipo es del 100% ( o 1)  punto (tmáx) la recaudación también es cero al ser extremadamente alto.

Nota: en matemáticas los porcentajes se expresan del 0 al 1 para facilitar los cálculos , es decir, 5%= 0,05 y 20%=0,2 por ejemplo. 

Los extremos de la curva son bastante lógicos: si el tipo impositivo es del 0% la recaudación será 0, ya que el Estado no percibirá nada por el dinero ganado por los trabajadores y las empresas. Mientras que si el tipo impositivo es del 100% , esto quiere decir que el Estado se llevará todo el salario de las personas y todas las ganancias de las empresas, por tanto no hay incentivos para trabajar, ya que igualmente los trabajadores no percibirían nada y todo el dinero irá a las arcas del Estado. Este último caso se traduciría en que no habría actividad y por tanto no se recaudaría nada.

Él defiendía esta idea alegando que cuando los tipos impositivos están muy altos , desincentivan a la población a trabajar, ya que gran parte de su salario «se va» en impuestos. De esta manera, no es tan atractivo trabajar y se decide dedicar el tiempo a otros asuntos. También decía que cuando están altos los impuestos la pobación se ve seducida a cometer fraude , conduciendo en ambos casos a una menor recaudación fiscal. A partir de este razonamiento, defendía una economía de la oferta, es decir, bajar impuestos para incentivar a la gente a trabajar. Este aumento de gente trabajando se traduce a un aumento de la producción y por tanto un crecimiento de la economía en cuestión.

Evidentemente, en la realidad no es tan bonito como parece, por dos simples motivos. El primero es que la economía es dinámica, está en constante movimiento y segundo es que es muy difícil predecir/saber en que punto está una economía y por tanto es complicado saber si se está en el punto de subir o bajar impuestos. Hemos podido ver que una misma subida de impuestos en países diferentes , la  respuesta ha sido contraria, aparte que hay que tener en cuenta que hay otras muchas variables que intervienen.

Arthur Laffer en los años setenta ya intentó persuadir al Gobierno de los Estados Unidos con su teoría en una famosa anécdota. En una cena en Washington con el gabiente del Presidente de ese momento , Gerarld Ford, Laffer intentaba convencer al asesor de la Casa Blanca de las ventajas de reducir los impuestos. Cogió una servilleta y dibujó la curva para poder argumentar su explicación. Actualmente podemos encontrar esta servilleta en el Brookings Institution, Washington.

Fue con el mandato de Reagan , el 1981, cuando hicieron caso a Laffer y se bajaron los impuestos, pero el efecto fue el contrario al esperado. La recaudación fiscal disminuyó en lugar de aumentar y si le añadimos que desembolsaron una gran cantidad en gasto militar para financiar una estrategia  contra  los soviéticos, se produjo un enorme déficit público. Como dato curioso, durante el 1981 y 1984 los tipos impositivos bajaron 9 puntos básicos (9%) mientras que la renta subió un 4%.